martes, 23 de marzo de 2010

FELICIDAD OCULTA

Hay veces que nos sentimos presos de una situación y no sabemos cómo salir de ella. Veces en las que desearíamos cambiarnos por cualquier otra persona, sin importar cual, con tal de ver cerrada esa puerta que nos asfixia. Sabes que puedes conseguirlo, que todo se puede lograr con un poco de esfuerzo, pero aún así, intentas rendirte. ¿Por qué luchar por algo que no tiene solución?, piensas, y no sabes cuánto te equivocas. Podemos conseguir lo que nos propongamos, unas ocasiones de manera más rápida, más sencilla; otras con duro esfuerzo, pero al final llegamos a nuestro destino. Solo seremos felices cuando dejemos un poco de lado la búsqueda obsesiva de la felicidad. Sólo, como tantas veces he escuchado, encontraremos el amor cuando dejemos de buscarlo, cuando paremos de intentar hallarlo en cada momento del día. Cuando dejemos de perseguirlo, vendrá él a través de sus propios pasos. O eso es lo que creo.
Cuando atravesamos un mal momento tratamos de huir de nosotros mismos, ignorando que es en nuestro interior donde se halla la verdadera respuesta. ¿Quién eres tú, sino quien tú quieres ser? Somos los únicos electores de nuestro destino y nadie puede decidir por nosotros. Es cierto que a veces la vida nos pone trabas, nos obliga a modificar nuestro día a día. Puede cambiar la realidad, puede cambiar el hecho, pero jamás puede cambiar nuestra manera de afrontar lo que venga sin consentirlo nosotros primero. En ocasiones una enfermedad, una ruptura o una muerte pueden alterar nuestra vida, pueden alterar nuestras costumbres, pero eso no tendrá importancia si de verdad enfocamos el problema de modo que no afecte a nuestra felicidad.
Somos únicos, irrepetibles, no existen dos tú ni dos yo. Vivamos esquivando los pisotones que a veces nos da esta gran bola, pero vivamos, a poder ser, felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario