domingo, 28 de marzo de 2010

Todos tenemos un pasado, algo que tira de nosotros y no nos permite vislumbrar el futuro. A veces en la vida sucede lo que le pasaba al elefante del cuento de Bucay: cuando fue llevado al circo siendo una cría el elefante, después de su actuación, quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Al principio trató insistentemente de liberarse de su atadura, luchando día y noche, hasta que llegó un momento que paró de intentarlo, quizá por pereza, quizá por resignación. Creció y se convirtió en el elefante más grande del circo, quien sin duda alguna habría derribado sin esfuerzo la atadura que coaccionaba su libertad.

Pues bien, tenemos centenares de ataduras como la del elefante, miles de obstáculos que simplemente un día no supimos o no pudimos destruir, y por eso creemos que no seremos capaces ahora.

A mí me pasa constantemente. Tengo miedo de casi cada paso que doy. Y es porque veo más allá del presente. A veces me creo capaz de leer el futuro, ilusa yo, que me piso una y otra vez. Pero no es el futuro lo que veo. El futuro cambia cada día. Hoy es la causa de mañana. Quien eres hoy ha dependido de que fuiste ayer.

Quizá el error que encabeza mi ránking es la cobardía, los y si... : y si yo hiciera, y si yo dijera, y si pudiera. Menos palabra, menos entradas y más acción. No quiero medir mis palabras, como estoy haciendo en este instante. ¿Por qué tengo que engañar a todos, incluso a mí misma?

Ahora es cuando empiezo a vivir, cuando empiezo a darme cuenta de la filosofía que sigue la vida: golpe tras golpe. No te has recuperado de uno cuando viene el siguiente, y luego el otro. Y así hasta el fin. Cada golpe es una enseñanza, una unidad didáctica que te da la vida. Y cómo duelen. Cómo quema recoger los pedazos de tí mismo de las frías aceras de una noche de primavera, cómo duele verte despedazado, incompleto, congelado y desnudo de madrugada, mietras que la vida sigue y piensas que los demás lo hacen mejor que tú. Siempre creemos que somos raros, que sabemos menos que los demás, que él o ella lo haría mucho mejor que lo haces tú.

Nadie dijo que vivir fuera fácil. Pero es reconfortante llegar a casa y ver que tienes un techo, un lápiz y un folio para al menos escribir lo que sientes, dejar constancia de tus recuerdos. Cada cosa que escribo es un desafío que le lanzo al olvido, una piedra que lanzo al mar y veo cómo va cayendo profundamente.

Nunca dejes de soñar, ni pierdas las esperanzas. Mientras haya un rayo de sol será de día, no importa la hora, no importa la lluvia. Aún así, no le temas a la noche. Simplemente tú, único, irrepetible, eterno. Dueño de lo tuyo, testigo de lo de otros. Desde tu trono ves pasar las manos y las miradas de muchos otros. Nunca dejes de creer que esto tiene sentido.

¿Sabes por qué? Porque antes de que ocurran las cosas hay que soñarlas.

martes, 23 de marzo de 2010

LO LLEVAMOS EN LOS GENES

Ayer escuché una frase que me hizo pensar: nada tarda tanto como aquello que no se intenta. Y qué razón tiene. A menudo nos empeñamos en lograr un sueño, no importa cuán irreal sea, y no hacemos otra cosa que cruzarnos de brazos y esperar a que pase el tren y de él se baje lo que esperamos. Eso cuando por lo menos acudimos a la estación a esperarlo. A veces ni eso: nos quedamos sentaditos en casa, mirando al cielo y rogándole a quién sea que nos escuche que ocurra aquello con lo que tanto soñamos, aquello que nos quita el sueño por las noches y nos lo da durante el día. ¿Cuántas veces has llorado y has pataleado porque no consigues lo que quieres sin ni siquiera intentarlo? Y es que en el fondo somos unos cobardes. Y unos egoístas. Casi en las más altruista de las acciones del filántropo existirá un ápice de interés, un trocito de egocentrismo. ¿A quién no le gusta su minuto de gloria? ¿Quién no disfruta siendo aplaudido, palmeado o abrazado? Somos egoístas, repito, y por naturaleza. Y yo no soy menos. Y tú tampoco. Sólo podemos disimularlo. Tratar de fingir lo que no somos. El aparentar de siempre. La absurda capa de vanidad y falsedad que a todos nos envuelve. Todo lo que nos rodea es falso. Nada es verdad. Ni siquiera esto.

ADIÓS

Con esta entrada quiero despedirme de muchas cosas y de mucha gente. No pensaba escribirla, no pensaba al menos hacerlo tan pronto, pero es que no aguanto más.
Voy a empezar despidiéndome de mí misma, de esa parte de mí que durante tanto tiempo ha hecho tantas locuras, por un fin que ni siquiera alcanzaba a conocer entonces. Sólo sabía que luchaba, que estaba perdiendo mi tiempo y mis fuerzas por algo que no podía abarcar, que no podía definir, pero que llenaba todas y cada una de las facetas de mi vida. Nunca me di cuenta de lo dentro de estaba, quizá ése ha sido el problema. Durante todos estos años he estado engañándome a mí misma, haciéndome creer que todo esto tenía sentido y que algún día conseguiría mi objetivo. Ahora, sólo varias horas después de haberme dado cuenta del error, sé que nunca llegará. También sé que serán pocos los que entiendan esta entrada, quizá ninguno, pero no me importa. Sé que el destinatario de estas letras algún día se dará cuenta de que lo que tratan, de lo que encierran. Pero entonces será demasiado tarde.
No sé cómo me he dejado engañar por tantos y tantos consejos cargados de buena intención pero de poca visión de la realidad, que es tan confusa, tan difusa, tan manchada y influenciable. La subjetividad ha sido mi aliada todo este camino, pero hoy ha decidido marcharse (espero que) para nunca volver. ¿De qué me ha servido todo este tiempo alimentarme de una ilusión falsa, de una promesa hecha al viento?. Ésta es la despedida para el ser que me ha acompañado todo este tiempo, para el ser que ha sido testigo de esta gran farsa: yo misma.
También me gustaría decirle adiós a los pensamientos de futuro, a los sueños, a las esperanzas. Todos habeís sido mis baluartes, pero ahora soy yo la que decido marcharme. Gracias por haberme ayudado todo este tiempo a no caer, a no despertar.
Gracias a todas las canciones que han adornado tantos y tantos momentos que yo interpreté como bellos, como perfectos, pero que no eran sino simple fantasía.
Antes de despedirme del todo, quisiera pedir perdón. Perdón por haber sido sólo un estorbo todo este tiempo, por que se haya tenido que cargar conmigo. Perdón por haber estado siempre tan pendiente, por haber deseado siempre lo mejor y por haber pedido tantas veces que se encontrara el lugar en la vida. Perdón por haber sido tan constante, por haber intentado cada día conseguir este sueño a pesar de ver cómo estaba cada vez más lejos. Perdón por las horas desperdiciadas, por los minutos en los que se preferiria estar haciendo miles de otras cosas. Perdón también por haber hecho partícipe a tantos y tantos de algo que nunca debió de salir de mi mente, de mi alma, o de donde quiera que se guarde esto. De corazón, lo siento. Espero no ser molestia nunca más.
Por último, y no por ello lo menos importante, quisiera despedirme de alguien en particular. Sabes a quien me refiero, ¿verdad?. Sí, seguro que sí. Igual no te has dado cuenta en todo este tiempo, y ha sido ahora, pero no importa. Mejor eso que nunca.
Tú eres el protagonista de esta historia, y tú vas a ser quién tenga el papel principal en el fin de ella. No sé como he podido ser tan idiota de seguir creyendo en tí. No entiendo como he estado tan ciega todo este tiempo. Y puede que todo esto te suene a canción, que ya lo hayas escuchado, o que simplemente no te apetezca leerlo ahora. Pero me da igual.
Durante mucho tiempo he sido testigo de tu vida, de tu evolución, de tus fracasos, de tus miedos, de tus luchas. Quizá nunca me viste, pero al fondo de la sala, tras el rincón ,estaba yo escondida, vigilando que nada te ocurriera y luchando por tu felicidad en la lejanía. No sabes cuánto te soñé, cuánto te esperé, cuánto me has dolido tantas veces. Aunque no me vieras, era yo quien te curaba las heridas, quien trataba de hacerlo con una sonrisa, a escondidas, escribiendo todo lo que nunca te dije, tratándo de informarte con una mirada de lo que escondía.
Nunca estuviste en mi vida. Nunca formaste parte de ella. Eras un algo marginal, uno de tantos y tantos seres que pasan por la vida pero que nunca se quedan. Y yo intentaba empujarte, intentaba tirar de tu mano para que te quedaras, obligándote a querer este sitio, pero te resistías. No sufras, ya me he dado cuenta de que no lo quieres. Ni yo quiero que lo quieras obligado. Por eso me marcho.
Estoy prácticamente segura de que no vas a notar mi partida, porque ni siquiera se te pasará por la cabeza que esto vaya para tí.
Sólo te pediré una cosa más. Quiero que recuerdes un momento a solas conmigo.
Quiero que hagas un gran esfuerzo por visualizar mi mirada. Piensa. Recuerda. ¿Ves ahora lo que expresaba? ¿Ves ahora lo mucho que decía? Seguramente no.
Seguro que ahora cerrarás mi blog, suspirarás y pensarás: "vaya tontería" o "vaya cursilada". En fin, en parte lo es. Y no es mi intención, pero sí una coletilla, un tic literario si quieres ponerle nombre.
Te dejo seguir con tu vida. Sigue adelante. Deseo que seas muy feliz, que seas todo lo feliz que yo nunca te hubiera podido hacer. No quiero que te sientas culpable, porque decisión mía fue entrar y decision mía ha sido salir.
Sal a la calle. Cómete el mundo. Dile a todos lo que piensas en cada momento sin temor a represalias, sin temor al qué dirán. Sabes que puedes conseguir lo que te propongas y cuando te lo propongas, así que nunca dejes de creer en tí. Eres todo lo que has construido. Eres cada persona que has conocido, cada lugar en el que has estado, cada corazón por el que has pasado. Eres el fruto de tus ideas, de tus palabras, de tus corazonadas, de esa intuición que tienes que llevar a reparar.
Te agradezco el haberme hecho tan feliz, porque sin tú saberlo, me impulsabas cada día, me empujabas a ser mejor, a poner más empeño en lo que hacía; qué importa para qué, el caso es que era así. Jamás podré pagarte todo lo que me diste sin ser consciente de ello.
Lo que no puedo prometerte es que estaré ahí para lo que necesites, ni que podrás verme cuando quieras. No me pidas eso. Esto es un adiós definitivo, no un "hasta luego", no un "ya nos veremos".
Espero que no tengas que arrepentirte. Espero que nunca tengas que escribir algo así. Te deseo lo mejor en tu camino, un camino del que yo ya me salí.
Nunca olvides todo lo que te quise, y todo lo que pude darte. Piensa que sólo fue algo que no llegó a nacer, una ilusión que no llegó a florecer y que jamás dio fruto.
Vive tranquilo. Como yo no te permití.

REFLEXIÓN MATUTINA Y UNOS CUANTOS "ODIOS"

Ahora miro hacia delante y me imagino cuál será mi futuro, si habré conseguido mis sueños y expectativas para entonces. Odio tener que escribir todo lo que no te puedo decir. Odio tener que verte y saludarte sin más, cuando lo que realmente me apetece es gritarte todo lo que siento. Pero me tengo que conformar con ver mi tiempo pasar, con ver como el mundo sigue girando y yo estoy aquí parada, de pie, sin saber hacia dónde empezar a dar mis pasos.
Soy esa ruleta sin horizonte, a expensas de que la giren y la dirijan.
Odio no saber qué pasará, que pasó y o qué está pasando. Odio no saber qué piensas, odio tu cobardía, tus ínfulas de hombre solitario y maduro cuando no eres sino un niño, un niño que no sabe lo que quiere y quiere saberlo todo.
Ahora me despido. Tengo todo el día por delante para seguir pensando en ti, para seguir maldiciendo el momento en que puse mis ojos en tí, quedando completamente ciega.
Intentando saber por dónde tirar. Perdiéndome con cada tímido paso que doy.

NOCHES QUE DURAN MINUTOS

A veces me parece que la noche no pasa por mí, que desde que me levanto hasta que me acuesto sólo han pasado minutos. Y es que cada día es lo mismo. Estoy cansada de tanta rutina, de ver cada día las mismas caras y de no encontrarme con las que sí quiero ver. Estoy tremendamenente aburrida de hacer cada día las mismas cosas: ducharme , vestirme y a las clases. Necesito una transformación, horadar mi presente y sacar de él el pasado, ese pasado que me tortura. ¿Cuándo vendrá el futuro, a qué está esperando para entrar? ¿Por qué no puedo sentir que crezco, que evoluciono, que lo hace también lo que me rodea? Vivo un puro déjà vu. Constantemente tengo la sensación de haber vivido ya cualquier momento.
Sin embargo no ocurre lo mismo con los bellos momentos. Odio olvidarlos, olvidarlos porque un día no paré de pensar en ellos, y los transformé, como ese juego del teléfono que trastoca las palabras.
No te imaginas cuánto deseo que cambien las cosas, que mis deseos se hagan realidad, y no voy a ponerme romántica, al menos no por hoy.

¿Y QUÉ HAGO YO AHORA?

¿Cómo se supone que debo actuar ahora que sé nuevas cosas? ¿Se supone que debo empezar a olvidar, a sabiendas que no lo conseguiré? La línea es cada vez más difusa, más imprecisa. ¿Cuál es la verdad de todo esto? ¿A quién debo creer? ¿Debo seguir sonriendo cuando me apetece llorar o tengo que dejarme de tanto teatro y ser yo misma?
Ni siquiera sé qué hago escribiendo esto, para qué me molesto en malgastar fuerzas cuando no creo que vayas a leer mi blog. Creo que me aferro demasiado a los proverbios de sabio en paro, a los refranes de domingo por la tarde. ¿O es lunes? Tampoco importa eso ahora. Todos los días son iguales para mí. No veo la diferencia entre un jueves y un sábado, o entre un domingo y un martes. El tiempo pasa inexorable. Las agujas corren maliciosas, malditas, como poseídas por la costumbre de avanzar sin excepción.
¡Cómo me gustaría parar el tiempo en ocasiones, tanto como otras me gustaría que pasara sin darme cuenta! Soy incorformista por naturaleza, soy un algo que no para de pensar y que no saca nada en claro. Soy el resultado de decenas de libros, de centenares de canciones, de millones de palabras que un día escuché y otro me pareció escuchar, pero que nunca olvidé.
Camino sin mirar atrás, pero sin correr hacia delante. A veces me quedo estancada, pero no importa. Las agujas seguirán corriendo.

ESTO DEL AMOR ES UNA MIERDA

Esto del amor es una mierda. ¿Por qué tiene que existir este fenómeno que hace que nos sintamos atraídos de dos en dos? ¿Y por qué me ha tenido que tocar a mí?
Cada día se me hace más duro vivir lejos de ti, lejos de tu sonrisa, lejos de tus ganas de todo y de nada a la vez. Porque vivir entre extremos no es malo. Luchar sintiendo que voy a caer hace la lucha más excitante, más arriesgada, y yo adoro el riesgo. Pero, ¿qué es caer? ¿Perderte? ¿Perderme?
No pretendo presionarte, ni creo que eso influyera en tí de algún modo. Sólo intento que deseches algunos pensamientos, que te olvides de ciertos prejuicios que sé que vagan por tu mente, porque sé que están.
Sólo trata de imaginarlo por un instante. ¿Es una idea tan loca? ¿Es algo tan difícil de llevar a cabo? Yo creo que no.
Piénsalo. Cuando se te ocurre algo, llámame, que no me voy a mover de aquí. Sabes donde encontrarme.

REFLEXIÓN POST-HISTÓRICA

Puedo verte en cada rincón de mi mente. Estás presente en cada melodía, en cada silencio, en cada nota de esa canción que nunca compuse. Cada día tengo más miedo de perder esta batalla, no porque gane el oponente, sino por abandonar por decísión propia. ¿Qué pasará si cuando te des cuenta sea demasiado tarde y yo ya no esté? Tengo paciencia, pero supongo que algo limitada. Por otro lado pienso: ¿y si pasan los años y esto sigue igual? ¿Me habré vuelto entonces completamente loca? También temo perder esta ilusión de la que día a día me alimento. ¿Qué vive cuando fallece la esperanza, cuando marchita la meta en la vida? El otoño de esta historia a veces se aproxima, a veces me enseña pícaramente sus hojas secas como tentándome, como mostrándome otra alternativas, quizá mejores, quizá peores, pero distintas. Pero la rendición aún está lejos, al menos lo está tanto como cerca está la victoria, como cerca el objetivo.
Ya casi no apareces en mis sueños, debo haberme acostumbrado a tu ausencia, a tu aparente pero no real lejanía, a tu risa saliendo de mi oído y entrando por mi mente para nunca más salir. Qué hastío de vacías y huecas palabras, qué soledad de tardes frías y húmedas tras el cristal de una ventana que parece no dejar pasar la poca luz que ya me queda.
Cerrar ventanas, encajar puertas.
Vivir soñando un futuro mejor.
¿Es esto vida?

SÓLO RECORDAMOS LO QUE NUNCA SUCEDIÓ

Sólo recordamos lo que nunca sucedió. Sólo conservamos en buen estado aquellos recuerdos que pasaron inadvertidos, que vimos desintegrarse en el mismo momento de producirse, aquellos a los que al principio no concedimos importancia. Poco a poco nos damos cuenta de que son los que más alivio nos producen, y con qué cuidado vamos al cajón para echar un vistazo, no vaya a ser que los arruguemos.
Yo creo que tú tampoco me entiendes cuando hablo. Usamos distintos lenguajes. Yo trato de adaptar el mío todo lo que puedo para que consigas captar lo mínimo, la esencia de todo lo que tengo. Pero veo que no es suficiente. Y a veces me da la impresión de que tú haces lo mismo, de que tratas de traducir levemente todo lo que quieres decir.
Ahora quiero que cierres los ojos por un momento y recuerdes un momento conmigo. ¿Recuerdas que nunca quité la sonrisa de la cara? ¿Recuerdas que por más dificultades que encontrara jamás dejaron de brillar mis ojos de la manera que lo hacen? Recuerda: no es el sitio, es la compañía.
No entiendo cómo lo conseguía antes, sí, lo de salir adelante. Cada paso que avanzamos, más me pregunto cómo podía hacerlo antes, antes cuando no tenía ese último paso que acabo de conseguir. Y así sucesivamente.
Apareces en cada película, en cada libro, en cada canción. Este puzzle no ha hecho más que empezar, el problema es que es demasiado grande para mí sola.
Ahora sólo queda (des)esperar. Pero sé que lo conseguiré. Venceré.

AUTOÁNIMOS

Gran parte de la vida depende de nuestra suerte, pero a veces nos negamos a aceptarlo. Hay veces en las que una palabra pronunciada en el momento perfecto puede cambiar irrevocablemente el curso de los hechos. El azar tiene mucho que decir y que hacer en nuestro destino. ¿Por qué no dejo de planificar tanto mi vida, de tratar de saber con exactitud cómo y cuándo ocurrirán las cosas? Sólo sucederán cuando tengan que suceder, y precipitarlas no es sino ensuciarlas antes de tiempo, malgastar unas vivencias que aún no han nacido. El problema es que nos creemos los únicos dueños de nuestro futuro y olvidamos que nuestro porvenir depende de muchos otros factores: de los demás, de las experiencias,etc. Quizá lo que hoy sueño mañana se convierta en pesadilla. Quizá las palabras que hoy me embaucan, que hoy me hacen tocar el cielo, mañana suenen como desagradable chirrido, como esa tiza nueva que se arrastra por la pizarra.
El hecho de desconocer lo que pasará en el futuro forma parte de nuestra existencia. Nuestra vida sería vacía y sobria si conociéramos con precisión lo que está por venir.
Y yo me pregunto: "¿No es mucho mejor así, viviendo con incertidumbre, viviendo con ilusión de algún día poder conseguir nuestros sueños?"
No obstante, a veces desearía saber qué pasara. Pero no por curiosidad, sino por necesidad. Necesito saber que todo esto tiene sentido, que no espero en balde.
¿Lo necesitas tú también? ¿Sientes, al igual que yo, que necesitamos un bastón en este camino que un día comenzamos sin darnos apenas cuenta?
No me muestres el futuro, conviértete en él o descorre ligeramente su cortina. Yo, mientras, mientras te espero, mientras miro cada día al cielo y pienso que hoy podría ser el día, sigo enfrentando los días con la misma frase, el lema del que aguarda: lo bueno se hace esperar.

ENTRADA PREGUNTONA

¿Qué tengo que hacer para salir de este agujero? ¿Para sacar la cabeza y tomar un poco de aire, aunque sepa que luego volveré a sumergirme? Y lo peor es que me gusta esta cárcel, que adoro estar aquí dentro, soñando con salir pronto, pero acompañada por tí.¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta de que tú eres todo lo que quiero y todo lo que necesito? ¿Tengo que gritarlo? Sí eso quieres lo gritaré. No me importa. Yo sólo quiero estar contigo, poder verte cada día, que formes parte de mi rutina, poder darte un beso sin pensar por qué lo hago. No quiero tener que depender de nadie para estar contigo, no quiero mirar el calendario tratando de averiguar qué día de este mes te voy a ver. ¿Por qué tengo que callar todo lo que siento? ¿Por qué no puedo estar contigo sin más? Ni siquiera sé lo que sientes, ni lo que piensas. A veces estoy muy cerca, tanto que puedo escuchar tu corazón, pero es un momento tan efímero, tan breve, pero tan intenso... Sentir tu piel bajo mis manos es sentir a qué sabe el cielo, es alzar los dedos hacia un lejano paraíso.Parece que estamos a kilómetros, cuando sólo nos separan escasos metros. ¿Qué estarás haciendo ahora? ¿En qué estarás pensando? ¿Cuándo volveré a saber de tí? ¿Mañana, el martes, dentro de un mes? Siempre ocurre cuando menos lo espero. De repente, una mañana, se dice, se planea, y vuelvo a ser feliz. Pero cuando te alejas, y mis pupilas te van viendo desaparecer poco a poco, vuelvo a entrar en el pozo, y vuelvo a echar la gran tapa, por donde sólo caben recuerdos y frases vacías. ¿Habrá empezado la cuenta atrás y yo no me he enterado? 3...2...1, no ocurre nada; 5...4...3...2...1, sigue sin ocurrir nada. Tendré que empezar por 520, a ver si para dentro de un año la sorpresa acude a mis puertas. ¿Quién me manda a mí enamorarme de alguien como tú? ¿Quién?

FELICIDAD OCULTA

Hay veces que nos sentimos presos de una situación y no sabemos cómo salir de ella. Veces en las que desearíamos cambiarnos por cualquier otra persona, sin importar cual, con tal de ver cerrada esa puerta que nos asfixia. Sabes que puedes conseguirlo, que todo se puede lograr con un poco de esfuerzo, pero aún así, intentas rendirte. ¿Por qué luchar por algo que no tiene solución?, piensas, y no sabes cuánto te equivocas. Podemos conseguir lo que nos propongamos, unas ocasiones de manera más rápida, más sencilla; otras con duro esfuerzo, pero al final llegamos a nuestro destino. Solo seremos felices cuando dejemos un poco de lado la búsqueda obsesiva de la felicidad. Sólo, como tantas veces he escuchado, encontraremos el amor cuando dejemos de buscarlo, cuando paremos de intentar hallarlo en cada momento del día. Cuando dejemos de perseguirlo, vendrá él a través de sus propios pasos. O eso es lo que creo.
Cuando atravesamos un mal momento tratamos de huir de nosotros mismos, ignorando que es en nuestro interior donde se halla la verdadera respuesta. ¿Quién eres tú, sino quien tú quieres ser? Somos los únicos electores de nuestro destino y nadie puede decidir por nosotros. Es cierto que a veces la vida nos pone trabas, nos obliga a modificar nuestro día a día. Puede cambiar la realidad, puede cambiar el hecho, pero jamás puede cambiar nuestra manera de afrontar lo que venga sin consentirlo nosotros primero. En ocasiones una enfermedad, una ruptura o una muerte pueden alterar nuestra vida, pueden alterar nuestras costumbres, pero eso no tendrá importancia si de verdad enfocamos el problema de modo que no afecte a nuestra felicidad.
Somos únicos, irrepetibles, no existen dos tú ni dos yo. Vivamos esquivando los pisotones que a veces nos da esta gran bola, pero vivamos, a poder ser, felices.

Y EL AMOR ME DEJÓ

Y EL AMOR ME DEJÓ
Una tarde, tomó mi fría mano, y sin mirarme a los ojos, se despidió para nunca volver. Me dejó.
Ahora me sorprendo a mí misma sonriendo al teclear estas palabras, porque sin saberlo, su pérdida me dio un nuevo impulso. Ahora me siento renovada, limpia, fumigada de pesimismo. Gracias a mis dotes horadadoras conseguí llegar al fondo del asunto, conseguí aprender la lección.
Esta muy bien todo eso de la esperanza, de la paciencia, del no rendirse jamás...Bla, bla, bla. A veces el sentido común tiene que prevalecer, tiene que alzarse con brazos cruzados por encima del estúpido interés en imposibles. ¿Vino la madurez? No, que yo sepa. No es madurez lo que atravesó mi vida, sino una repentina y atroz ráfaga de espíritu crítico, que a saber dónde la dejé la última vez que la hube usado -probablemente al fondo del cajón, junto con la capacidad de olvido-.
Ahora mis palabras suenan distinto, incluso mi mirada es distinta. He aprendido a sonréir por lo que de verdad importa, por lo que sí tiene gracia, y no por lo estúpido y absurdo, como antes solía hacer. Ha dejado de importarme la perfección: he descubierto que no existe.
Ahora el haven't met you yet de Michael Bublé resuena en mi cabeza. Su profundo dinamismo, su alegría, su carga de positividad... son todo lo que ahora necesito.
Con la maleta llena, con el espíritu limpio, camino nuevamente. Me he dado la vuelta para así poder empezar de cero. Con Michael. O sin él. No importa.

CARTA AL PRÍNCIPE AZUL

…Y la bella durmiente se cansó de esperar aquel beso que la trajera de nuevo a la vida. Con la melena alborotada y restregándose los ojos acudió al baño, se lavó la cara y encendió el iPod. Algo parpadeaba en la habitación. De repente, una especie de temblor, como un zumbido. Miró hacía debajo de la ventana y supo de qué se trataba. Sus pasos imprecisos y sus ojos entreabiertos no le impidieron darse cuenta de que tenía un nuevo mensaje en el Tuenti.
Cada día, cada mañana, me despierto con la sensación de ser esa bella durmiente sumida en tan profundo letargo. Sonrío y pienso que quizá ése puede ser el primer día del comienzo, el principio de una nueva vida. Pero entonces, cuando doy nuevas expectativas y quizá trazo tímidas líneas de sentido a mi átona vida, sólo entonces, cuando un nuevo despertar se abre frente a mí…me doy cuenta de que aún sigo dormida.
Vivo esperando ese beso, ese suspiro que me devuelva a la vida. No aprecio el día el día, no disfruto esos pequeños detalles. Vivo soñando con el gran regalo, con la felicidad plena, con ese Todo que todo lo cubre. Debo aprender a sonreír con las pequeñas tonterías, con las simplezas, con las risas inocentes e ingenuas.
Si tuviera que definir mi vida en dos o tres palabras, lo haría así: VOLAR…Y CAER. Es ese bucle absurdo el que me alimenta día a día, el que me da de comer de sus propias manos, que no son sino las de una quimera, una ilusión. Quizá en mi mundo todos sean símbolos, tal vez no exista esa relación de semejanza entre el significante de tus ojos y el referente de mi ilusión. Vuelco palabras vacías en un largo vaso, en un vaso que parece no rebosar nunca. Mis emociones y sentimientos, quizá no tan paralelos, parecen conducirme por caminos que aún hoy, precisamente hoy, ignoro.
¿Existe realmente esa persona perfecta, ese momento perfecto y ese lugar perfecto? Tal vez. Tal vez todas esas coyunturas en cadena no estén sino conduciéndome hasta mi destino. Pero…¿cuál es mi destino? ¿Estoy realmente segura de por dónde quiero avanzar? Quizá un día firmara un contrato en el que me negara a llegar a mi final, al tiempo que aceptaba caminar sin rumbo fijo, sin destino, sin meta… como lo estoy haciendo ahora.
Todo esto es demasiado arriesgado. Demasiadas palabras que hablan de ti sin tú saberlo. Quién sabe dónde estarás. Quién sabe qué estarás haciendo. Sólo sé que no estás pensando en mí, que tus pensamientos navegan por unos derroteros demasiado diferentes a los míos, por unos caminos que ni siquiera acierto a atisbar.
¿Otro país? ¿Otra ciudad? No, escasas decenas de metros nos separan. Decenas de metros, que por desgracia, bien parecen billones… Quiero salir corriendo y acudir a ti, quiero saber dónde estás, dónde puedo encontrarte, saber que nada cambiará. Demasiadas variaciones en mi vida, o tal vez todo esté igual y tan sólo cambie yo.
No negaré que a veces el camino no se haga pesado, que a veces mis fuerzas flaqueen, que a veces me sienta tentada por abandonar esta lucha con el pañuelo blanco. Tú ganas. ¿Es esto lo que querías? No, pero no te daré el gusto de verlo, príncipe azul desteñido.

DUDAS AHORA: NO, POR FAVOR

Cualquier día es un buen día para empezar. Cualquier momento resulta ser el idóneo para saber de tí, para tener una ilusión, para crear un mundo que no existe y que sólo yo puedo ver. ¿Locura transitoria? No. Claro que no. Ilusión, ganas, infantilismo como mucho. Estar enamorado no es una forma de locura. Al contrario, es el mayor estado de lucidez. El enamorado observa lo que tiene a su alrededor, busca la felicidad y la encuentra en lo más pequeño. Esas pequeñas cosas, esos pequeños momentos son los que me alientan el paso. Son los que me permiten caminar sin caer, saltar ni pisar el suelo,.. Quiero volar, bailar en el cielo, rodeada de miles de partículas que me rodean y me envuelven abrigándome del frío. Quiero asomarme al balcón sin miedo a caer. Quiero...saber lo que quiero.

VOCES

Aún puedo sentir tu lejana presencia. Aún, si me esfuerzo, puedo sentir tu inquietante fragancia luchando por no desaparecer del ambiente. Pero sé que tarde o temprano esta sensación desaparecerá, como desaparecen las gotas de rocío por la mañana, como desaparecen ciertos recuerdos... Porque, ¿qué eres tú sino un recuerdo? ¿Que son las infrecuentes oportunidades que el destino me brinda para verte, sino circunstancias aleatorias, fortuitas, sino una perfecta coyuntura de casualidades dadas? Saber que vendrás, saber que regresarás, a veces es demasiado complejo. A veces son meras palabras, vacías de intención, nada más allá de una cursiva lanzada al viento, nada más que suspiros extraviados por el fustigante olvido. No sé cómo sería mi vida si pudiera sentirte más frecuentemente. Ahora, si cierro los ojos, puedo soñar, volar, imaginar tu dedo sobre los míos, tu mano que juguetea dulcemente con la mía, tus ojos que ríen con sólo ver los míos. Pero sé que, al menos de momento, no es así. Sé que a veces no puedes recordarme, que sólo mi nombre aparece en tus recuerdos por mera asociación de ideas, quizá títulos de libros o de personajes en películas. No sabes lo que te extraño cuando estás cerca. Aunque finja, aunque trate de sucumbir a la naturalidad forzada, una parte de mí siempre me grita que tu cabeza está bastante lejos de aquí, quizá a kilómetros. Sé que hay nombres que despiertan en ti extraños sentimientos, y créeme, te comprendo. A mí también me pasa. Hay acciones, personas, y momentos en la vida que no podemos olvidar, que no podemos hacer desaparecer como si de magia se tratase. Cuando escribo, cuando trato de poner por escrito y en orden mis ideas, me siento más libre, me siento descargada, desatada, liberada de toda frustración. Incluso mejor que cuando estás cerca, porque cuando puedo sentir el contacto de tu piel con la mía, sé que no estás, sé que no te pertenezco, que no piensas en mí, que no miras cuando yo no lo hago, y me recuerdas que tengo que dejarme de tonterías y poner los pies en la tierra, como siempre y hasta ahora he hecho. Pero no, sucumbo, me entrego, y vuelo alto por una especie de estratosfera creada por mí misma, y por mis ansias de sufrir por algo que no pasará, que no ocurrirá, hasta que no tenga que hacerlo. Una vez escuché que antes de que ocurran las cosas hay que soñarlas. Yo lo sueño, te sueño, te busco, te miro, te escucho, te respiro, pero estás tan lejos. Quiero alzar la mano y poderte tocar. Quiero acariciar tu rostro sin pensar por qué lo hago, quiero besar tus labios sin miedo al rechazo, sin temor a las reacciones. Quiero saber que estarás, sentirte junto a mí. Ojalá algo o alguien me diera la oportunidad de alcanzar mi sueño, de alcanzar esa estrella que no deja de titilar y de traerme recuerdos que quizá nunca viví. Sólo recordamos lo que nunca sucedió. Rememoramos retales de sueños, pedazos de una historia que tantas veces imaginamos como nuestra, como real, como un trozo de cuento de hadas convertido en realidad. Quizá esto no sea sino un sueño, y mañana despierte, y sea otra persona, con otro cuerpo, otro rostro, otras experiencias, y me vea a mí misma, o mejor dicho, a la protagonista del sueño, paseando con sus problemas y una libreta en la mano, como siempre, tratando de anotar lo que no puede decir. Tal vez si viera las cosas desde otro punto de vista, desde el exterior, pueda comprender mejor lo que me está pasando, el extraño proceso que estoy atravesando. A lo mejor necesito escuchar de otros labios la Verdad, por doloroso que pueda ser.
Ojalá pudiera escuchar esa triste, temerosa y casi apagada voz.

IMPULSOS

A menudo recurro al recuerdo para saber más de mí misma, para conocerme más. Acudo a momentos que permanecen agazapados en mi cabeza, a la espera de ser convocados, a la espera de ser seleccionados. Y es que actúo cuando no debo, y omito acciones cuando realmente tengo que actuar. Constantemente digo lo que no pienso, pero pienso lo que no digo. Vivir en un escenario. Deletrear palabras que cualquiera podría haber dicho en un determinado momento. Entornar los ojos como otro hubiera hecho. Es la falta de naturalidad la que me aleja de mi objetivo, la que con un fuerte brazo me agarra y me aparta de la meta, recordándome una y otra vez lo pequeña que puedo llegar a sentirme cuando la madurez flaquea. Quizá no viva aprovechando cada instante. Quizá desaproveche mis años. Quizá, quizá, quizá. Y ese mundo dubitativo me envuelve y me transforma. Las incertidumbres vagan por mis sesos como naúfragos en un mar de socorro. Ojalá alguien pudiera auxiliarme, tender una amable mano que me saque de aquí, que me muestre una salida. Pero quizá ésta no exista. No quiero pensar que viviré condenada a esta pena, que caminaré pensando en lo que nunca sucedió. La espontaneidad no se hizo para mí. La palabra perfecta para la persona perfecta y en el momento perfecto nunca fue dicha, al menos, por mi boca. Pero hay otras muchas cosas que hice bien. El egoísmo trató de destruir mis ojos, pero dejó una fina línea que me permitía pensar coherentemente. Lástima que el egocentrismo sólo retirara la zarpa de mis ojos cuando nadie me veía, cuando nadie me escuchaba, cuando nadie sabía que yo estaba allí. Sola conmigo misma. No trato de excusarme, pero alguien tenía que pensar en mí. Por ahora y por siempre: sigo adelante.

CAMBIO DE SENTIDO

Hoy, mientras caminaba de vuelta a casa, un asunto rondaba en mi cabeza. Si alguien se acercara a mí en estos momentos, ofreciéndome un deseo, el que yo quisiera: ¿qué le pediría? Durante varios minutos traté de contestar, pero no encontré la respuesta... y aún sigo sin hallarla. Me resulta tremendamente difícil contestar. Cuando lo pienso, siempre acuden a mi mente peticiones del tipo salud para mi familia, para mí misma, etc. Pero parándome a pensar fríamente, ¿qué es lo que realmente me haría ilusión? ¿qué es lo que llenaría realmente mi vida? Quizá fuera el amor. No puedo evitar que resuenen en mi mente las notas de All you need is love. Siempre las dichosas canciones, que acuden a mi mente para traer recuerdos pasados y futuros. Sólo recordamos lo que nunca sucedió. Extraña paradoja que a veces te brinda la vida, pero por desgracia, en ocasiones cierta. Pienso sobre qué estarás haciendo ahora, y miles de posibilidades asaltan mi carente de clarividencia mente, que sólo busca un soplo de felicidad, un soplo de renovado aire, un soplo de tu sonrisa... Sólo con imaginarla y llenas toda mi habitación con ella. No pensaba que fuese a ser tan duro olvidar lo que nunca sucedió. No pensaba que me costaría tanto esfuerzo hacer desaparecer de mi mente los recuerdos de momentos que nunca existieron, de abrazos que nunca se dieron, de miradas que jamás tuvieron lugar. Con la primera frase que escuché de tus labios diseñé un perfecto mundo que jamás llegué a conquistar, un universo de miradas y frases prediseñadas del que no sé cómo escapar, a pesar de no haber puesto un pie jamás en él... Necesito encontrar la brújula que me lleve a él, el letrero que me indique la dirección correcta de mis pasos, y no los tropiezos que me hacen caer en mis intentos por encontrar la verdadera ruta.
Parádome a pensar, y ya puesto s a pedir, pediría encontrar el amor, ya no importa si correspondido o no. Quiero sentir cómo el amor me eleva; cómo me trae y me devuelve a mi posición, cómo cada una de sus moléculas se derrama por mi cuerpo y se funde con mi sagre...Quiero saber que es amor lo que siento. Sólo cuando eso ocurra, podré hacer tres cosas: terminar de construir mi felicidad, sentar de una vez por todas la cabeza, y por qué no, dejar de escribr tonterías.

OPTIMISMO JUSTIFICADO

Sonrío cuando vago por las calles de mi imaginación, siempre sola, siempre con las notas de mi canción bailando dulcemente...Intento encontrarte cuando la oscuridad se hace presente, cuando el primer rayo de sol me despierta cada mañana, cuando el sueño me vence y mis párpados comienzan a cerrarse... Pero nunca estás. Sin embargo, cuando no te espero, cuando no te sueño, apareces, como si ganaras en este pulso que ambos echamos al destino... Y llegas pletórico, llegas tan cambiado... como si el tiempo hubiera hecho estragos en tí, como si fueses otra persona. No hay vez que no te reconozca, no hay un instante en el que dude acerca de quién es el que se acerca a mí con esa sonrisa que hace suspirar sólo con verla, sólo con percibirla... Llenas mi mundo de color, llenas cada hueco que queda vacío. Los instantes en que puedo gozar de tu presencia son tan efímeros en el tiempo que apenas puedo darme cuenta de que ha ocurrido, de que el tiempo ha cedido y me ha permitido verte... pero ni imaginas cuánto me compensa, ni imaginas cuánto merece la pena esperar y obtener mi beneficio... Ojalá mañana despertara con la ilusión de volver a verte, ojalá que todo saliera bien, según yo lo espero. Sé que volverás. Sé que toda esta espera algún día cobrará sentido, y me alegraré de jamás haber abandonado... GANARÉ.

AIRES NUEVOS

Camino sonriendo, mientras miles de notas de canciones que nadie nunca ha escuchado vagan por mi mente, en una danza que estremece solo con percibirla. No puedo evitar que acudan a mi mente decenas de instantes en los que he sido feliz. Instantes que, por alguna razón que hoy desconozco, no se han marchado de mi memoria, instantes que permanecen instalados en los recovecos de mi cansada alma. Y ahora tengo tantas dudas…Siempre quise tener el futuro en mis manos, y ahora sólo tengo signos de interrogación que enmarcan sentimientos. ¿Amor? ¿Cariño?...Quién sabe en lo que se convertirán esas palabras, quizá hoy, vacías de propósito, se tornen ladinas. Quizá mañana cambie todo. Es ésa esperanza la que me alienta cuando caigo. Es la cabida de esa mínima posibilidad la que me insta a seguir caminando, si bien me encuentro en una especie de escalera mecánica, de la cual desconozco el destino. Dejaré que me conduzca hacia donde ella quiera, hacia donde mis pasos me quieran llevar. Mi vida está avanzando demasiado rápido, apenas puedo reparar en los detalles que hasta ahora han llenado mi vida. Intento buscar en las palabras mías y de otros un consuelo, una guía, una voz que me indique por dónde debo continuar. Pero a veces esa voz se apaga, y soy yo la que tiene que mover cielo y tierra por encontrarla, hasta que lo consigo, y entonces, la felicidad llama a mi puerta y se queda a cenar. Pero no llega a los postres, siempre tiene tanta prisa… Será que tiene que ir a otros lugares a procurar a la gente de felicidad. No seas egoísta. Camina, avanza, pensando que a tu lado están otros, quizá más necesitados que tú. Quizá ellos necesitan tu ayuda.
Otras veces intento amparar mi desazón con la música. La música me eleva y me conduce hacia parajes desconocidos, individuales. La música me hace rememorar momentos en los que vi todo claro, momentos en los que no faltaba nada para completar mi felicidad. No confundir con alegría, aquel estado de aparente y momentánea felicidad. De alegría rebozo por todos los costados, en algunos momentos más que en otros… Da igual, no quiero que esto se convierta en un consultorio del psicólogo, no quiero plasmar aquí todo lo que me inquieta día a día, aunque a veces no podré evitar hacerlo.
Pero prometo ser fuerte, prometo luchar, por quien sea o por qué sea. No importa la meta, no importa, el destino, no importa la compañía. Sólo importa que estoy aquí, que tengo ganas de ser feliz y que no voy a parar hasta encontrar lo que me falta.

NUEVO DESPERTAR

Quién sabe dónde estaré mañana... Quizá esté aquí, o quizá esté muy lejos, o quizá ni siquiera me haya movido de la posición en la que estoy ahora: tumbada en mi cama, con las piernas cruzadas...Cada día que pasa es demasiado parecido al anterior. Busco incansablemente novedades, noticias, hechos que den un giro de 180º a mi vida y la tornen feliz, como recién estrenada. Llevo demasiado peso en mi maleta. Kilos y kilos de sueños rotos...Pero sé que algún día seré yo quien los repare, seré yo quien con la fuerza y las ganas de los años me arme de valor y restaure tantas ilusiones lesionadas por el camino , un camino que yo misma tracé. Un castillo a partir de una simple mirada; un futuro a partir de una sonrisa. Jamás habrá un arquitecto capaz de diseñar a partir de tan poco...Por ahora no me importa. Sé que llegará un día en el que la soledad se despida de mí, para nunca más volver, para dejar atrás una vida. Hoy empieza un nuevo ciclo en mi vida, a partir de este día quiero mirar a mi futuro a los ojos, sin temblar, sin vacilar, sin sentir que puedo caer...Al fin y al cabo, como una vez escuché, no tengo prisas, tengo TODA LA VIDA POR DELANTE.