lunes, 3 de mayo de 2010

¡Cómo me cuesta escribir algo para ti ahora que todo ha cambiado! Durante años fuiste mi ilusión, mi guía, unas de las pocas razones por las que tenía sentido despertar cada mañana. Durante años formaste parte de mi día a día, de mi monótona rutina, y encabezabas la lista de planes de futuro. Jamás pensé que esto pudiera pasar, que fuese a llegar el día en que no iba a pensar en ti ni una vez, en el que no iba a recordar tu sonrisa, en el que iba a olvidar que vivía para ti.

Y ha sido tan repentino... En pocos días se produjo la liberación, el estallido, la ruptura con el pasado. Poco a poco he ido sintiendo como se desataban una a una mis cadenas, y ha sido más doloroso que cuando me las pusieron - no sé si fui yo misma-. Luché con todas mis fuerzas por no sacarte de mi vida, por no olvidar cada instante. Ahora siento que todo por lo que he pasado estos años ha carecido de sentido, ha sido una tomadura de pelo, un tiempo perdido. ¿Cómo ha podido pasar tanto y sin tener ningún bastón, ninguna señal, ninguna prueba? Ahora me observo en el pasado como si fuera otro ser. Apenas me reconozco. ¿Qué ocurrirá cuando te encuentre? Ni siquiera sé si me apetece volver a verte, si me apetece rememorar cada instante de dolor y desdicha.

También hubo momentos buenos. Momentos por los que creo que no llegué a caer. Aunque resbalara millones de veces, siempre había algo que me hacía levantar. A veces era sólo verte, dejar que tus ojos se encontraran con los míos y trataran de susurrarte lo que yo no me atrevía a confesar, quizá por miedo, quizá por mis altas dosis de realismo. Supongo que mientras viva me atormentará la misma duda: ¿y qué hubiera pasado? ¿qué sería ahora si me hubiera atrevido? Casi prefiero no saberlo. Cada palabra tiene su momento, y supongo que éste no ha llegado. O tal vez lo dejé pasar como una idiota.

Creo que eres una de las pocas personas con las que nunca he hablado de este tema: hablar o callar. Supongo que si alguna vez te hubiera preguntado habrías dicho: "Oh, sí, esas cosas hay que decirlas", con ese aire chulesco, superior y decidido que te caracteriza y tanto me encantaba. Y lo peor es precisamente eso, que no sabes nada, o que yo no tengo constancia de que sepas nada. He tenido decenas de oportunidades, pero en casi el 90 %, ni siquiera me lo planteaba.

Estoy absollutamente perdida y lo peor es que nadie puede ayudarme, nadie puede aconsejarme lo que es mejor para mi porque probablemente ni siquiera haya algo "mejor" en este dilema que me persigue en cada silencio, en cada nota arrugada de la canción que un día te escribí. Ahora ya no sueño con abrazarte, con compartir contigo mi vida, Ahora, si cierro los ojos, sólo veo un escenario en negro. Desaparecieron los sueños, las esperanzas de encontrarte y de que me encontraras.

Cae el telón. Desaparecemos tú y yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario